¿Conoces el anillo vaginal NuvaRing? Ahora es más fácil aplicarlo

El anillo vaginal es una muy buena alternativa anticonceptiva si eres olvidadiza y no quieres estar preocupándote de tomar una pastilla cada día.

Es un anticonceptivo hormonal de uso mensual que libera etonogestrel y etinilestradiol y que solo tendrás que ponerte una vez y extraer después de 3 semanas en el mismo día de la semana en que fue insertado. Tras una semana de descanso se inserta un nuevo anillo.

NuvaRing es un anillo flexible, transparente, incoloro a casi incoloro, con un diámetro exterior de 54 mm y un diámetro de sección de 4 mm.

Tiene una fiabilidad del 99%, es discreto y fácil de usar, y su eficacia no disminuye en caso de vómitos o diarrea. 

NuvaRing puede retirarse tirando del anillo con el dedo índice o sujetándolo entre el índice y el dedo medio y extrayéndolo a continuación. 

Si aún no te habías decidido a probarlo porque temes ponerlo mal o tardar mucho en colocarlo bien, la solución está en su nuevo aplicador, que te ayudará a insertar NuvaRing de forma rápida y fácil. 

Para utilizarlo, solo tienes que tirar del émbolo suavemente hacia atrás hasta que se detenga.

Después, aprieta los lados opuestos del anillo e inserta el anillo dentro de la abertura del tubo del aplicador.

Empuja suavemente el anillo dentro del tubo. El extremo del anillo debe sobresalir ligeramente de la abertura del tubo del aplicador.

Adoptando la postura que te sea más cómoda, coloca el pulgar y el dedo corazón sobre la zona de sujeción e introduce suavemente el tubo del aplicador en la vagina hasta que los dedos (la zona de sujeción del aplicador) entren en contacto con tu cuerpo.

A continuación, utiliza el dedo índice para empujar suavemente el émbolo completamente dentro del tubo. Una vez hecho esto, retira el aplicador y deséchalo. 

Si quieres más información sobre este método anticonceptivo, pregúntanos en nuestra clínica o llama al teléfono 917 375 222. Estaremos encantados de poder ayudarte. 

Atrofia vaginal: causas, consecuencias y tratamiento

Tras la menopausia y con los cambios hormonales (disminución de los niveles de estrógenos) la zona íntima femenina sufre consecuencias que pueden ser incómodas o desagradables para algunas mujeres, como sequedad, pérdida de elasticidad o inflamación de la vagina, lo que influye tanto en su actividad sexual como en su calidad de vida.

Es lo que se conoce como atrofia vaginal, y además de por la causa antes mencionada, que es, principalmente, la más común, también puede estar provocada por la ingestión de determinados fármacos, consumo de tabaco, procesos quirúrgicos como la extirpación ovárica, la lactancia…

Aunque no es una patología grave, sí puede resultar molesta y mermar la confianza personal de muchas mujeres que no se atreven a atajar el problema con naturalidad y de forma temprana, por lo que sus síntomas perduran en el tiempo generando mayor malestar y pérdida de autoestima.

Sus principales síntomas son:

  • Sequedad vaginal ante la falta de lubricación.
  • Escozor al orinar.
  • Dolor o ardor al mantener relaciones sexuales y posteriores sangrados.
  • Prolapso genital. La pérdida de elasticidad y lubricación hace que las paredes vaginales se vuelvan más finas y se desplacen hacia abajo.
  • Incontinencia urinaria.
  • Aumento del pH vaginal, lo que puede suponer predisposición a la aparición de infecciones urinarias o vaginales.

Entre los tratamientos para solventar este problema, en AGE somos pioneros en uno de los más novedosos y eficaces. ¿Conoces el LÁSER CO2?

Este tratamiento consigue renovar el colágeno de la mucosa vaginal, que ha perdido tono y elasticidad con la pérdida de estrógenos, los partos y la edad. La vagina mejora su estructura y su capacidad de generar colágeno, aumenta el espesor de la mucosa, la lubricación y la microcirculación genital.

Además, se trata de una cirugía mínimamente invasiva, segura y eficaz, sin los efectos secundarios de la cirugía tradicional, lo que permite la reincorporación inmediata a la actividad diaria.

Mejora la calidad de vida y la estética genital general.

Si deseas más información sobre esta novedosa técnica , pregúntanos en nuestra clínica o llama al teléfono 917 375 222. Estaremos encantados de poder ayudarte.

Además, la PRIMERA CONSULTA es GRATUITA y puedes FINANCIAR tu tratamiento durante 12 meses sin intereses.

Torsión ovárica, un cuadro clínico poco común pero que puede poner en peligro tus ovarios

Dentro de los problemas que pueden afectar a los ovarios se encuentra la torsión ovárica, una emergencia ginecológica que requiere intervención quirúrgica, generalmente, mediante laparoscopia.

Se traduce en un dolor que surge de forma espontánea cuando el ovario se gira o rota, provocando un corte en la irrigación arterial e impidiendo, por tanto, que la sangre circule con normalidad.

Normalmente, afecta solo a un ovario, aunque, a veces, puede estar involucrada la trompa de Falopio o, incluso, afectar a ambos ovarios.

Es una emergencia, porque si no se diagnostica a tiempo, puede provocar la pérdida del órgano.

Es muy común en mujeres jóvenes, en edad fértil, ya que el tejido de los ovarios es más flexible y éstos pueden aumentar su tamaño.

También puede manifestarse en caso de tumores o presencia de quistes.

Entre sus principales síntomas destacan:

  • Dolor abdominal fuerte y constante, que se extiende por la espalda y hacia las ingles.
  • Fiebre.
  • Náuseas y vómitos.
  • Taquicardias.
  • Estreñimiento o diarrea.

¿Cuántas visitas al ginecólogo y pruebas tendré que hacer durante el embarazo?

El test de embarazo ha dado positivo, y ahora qué. Hay que empezar a cuidarse y, por supuesto, empezar las visitas regulares al ginecólogo.

Desde AGE queremos resolver todas tus dudas sobre las revisiones y pruebas médicas que deben hacerte durante tu embarazo. Las revisiones se harán, normalmente, cada 3-4 semanas hasta la semana 36, cada 2 semanas hasta la semana 38 y semanalmente hasta el final del embarazo.

  • En una primera visita tras la noticia del embarazo, el médico realizará una historia clínica completa. Así, solicitará análisis de orina, de sangre, vigilará tu peso, altura, tensión y hará un examen físico palpando tu abdomen y realizando una exploración de las mamas. Además, te recetará los suplementos de ácido fólico, yodo y hierro si lo necesitas. También te realizará una serie de preguntas para completar tu historial clínico: embarazos anteriores, alergias, enfermedades, ciclo menstrual… En la mayoría de los casos, el ginecólogo también recomienda una citología si no se ha hecho en tres años. En la primera analítica de sangre se realiza un cribado del síndrome de Down y defectos de tubo neural. Las analíticas se realizarán una vez en cada trimestre de embarazo.
  • Entre la semana 11 y 13 se realizará una ecografía para ver cómo se encuentra el feto. El ginecólogo determinará el tiempo de embarazo, si existen uno o más embriones, si están implantados en el lugar correcto y posibles malformaciones. También valorará la presencia de signos del síndrome de Down (pliegue nucal).
  • A partir de la semana 16 se puede escuchar ya el latido cardiaco del bebé y medir la altura del fondo del útero.
  • Aproximadamente, durante la semana 20 se realizará la ecografía del segundo trimestre, donde se estudiará el desarrollo de los órganos del feto, se medirá el útero para determinar (en algunas mujeres) la situación de riesgo de parto prematuro y se estudiará también la circulación sanguínea uterina a través de la ecografía Doppler.
  • Entre la semana 24 y 28 se programa otra analítica para realizar el test de O’ Sullivan y medir el azúcar para descartar una posible diabetes gestacional.
  • A partir de la semana 28 se aconseja iniciar la preparación al parto.
  • Entre la semana 30-34 se hará otra ecografía para ver si el crecimiento del feto es adecuado, en qué posición está colocado, y calcular la cantidad de líquido amniótico.
  • A partir de la semana 34 se manda otra analítica.
  • Entre las 36 y 38 semanas se realiza un cultivo vaginal y rectal para descartar que la embarazada tenga el estreptococo agalactiae, un germen que puede producir infección al bebé. Si da positivo, se pondrá antibiótico a la mujer durante el parto.
  • A partir de la semana 38-40, el control es más frecuente, realizando las monitorizaciones fetales con un aparato que registra el latido cardiaco del bebé y las contracciones del útero.

Además de todas estas pruebas ordinarias, el ginecólogo puede recomendar la amniocentesis. Esta prueba se especifica si la mujer tiene más de 35 años. Si es menor, se propondrá si el cribado del primer análisis da un porcentaje elevado. También está recomendada en caso de antecedentes. La amniocentesis consiste en extraer una muestra de líquido amniótico mediante una punción en el abdomen. Debido a los riesgos que puede conllevar, es una prueba totalmente voluntaria.

Por otra parte, la cordocentesis, también opcional, es una prueba médica que se realiza durante el segundo trimestre del embarazo y que sirve para detectar malformaciones cromosómicas en el feto. Consiste en una punción en el abdomen de la embarazada para extraer una pequeña cantidad de sangre de los vasos del cordón umbilical. Estas pruebas suelen realizarse a partir de la semana 16-17 del embarazo.

Recordamos que en AGE disponemos de las últimas tecnologías para este tipo de pruebas y las ecografías pueden hacerse en 2D, 3D y 4D para poder observar a tu bebé con más detalle.

Además, en AGE completamos todas estas consultas con nuestros servicios de Educación Maternal y servicios posparto. Hablaremos de todo lo que necesitas saber para estar bien, de los cambios que ocurren, de la importancia del suelo pélvico, de lo que va sucediendo durante todo el embarazo, como mantenernos en forma, del proceso del parto, de la alimentación de vuestro bebé, de la vida después del parto, de los cuidados y del nuevo camino que empezamos.

También te ofrecemos visitas posparto a domicilio para ayudarte en todo lo que necesites, talleres posparto, lactancia y crianza, talleres de prevención de accidentes y de primeros auxilios durante la infancia del bebé.

El embarazo es un proceso importante, pero lo verdaderamente especial y que requiere más trabajo es la vida después del parto. Desde AGE queremos estar contigo para ayudar a recuperarte y dar los primeros pasos en el cuidado del bebé.

Recomendaciones antes de una ecografía para ver a tu bebé correctamente

Ocurre que, a veces, sobre todo en la ecografía de las 12 semanas para averiguar el sexo o en las ecografías 4D o 5D, que se realizan entre las semanas 24 y 30 para ver de una forma muy real a tu bebé, no se terminan de ver bien ciertos detalles. Esto puede ocurrir por la posición del bebé, si éste está dormido, en casos de embarazo múltiple, o interferencias con el ecógrafo.

A continuación te dejamos unos consejos para favorecer el éxito de la ecografía:

No utilices crema hidratante en la zona de la barriga 48 horas antes de la ecografía. Esto puede provocar que el ecógrafo, que actúa por ultrasonidos, no realice bien su función y no termine de devolver una imagen nítida.

Antes de realizarte la ecografía, consume alguna bebida con cafeína o un alimento dulce. Esto provocará que el bebé se mueva y se le pueda ver mejor.

Es preferible que la vegija esté medio llena para favorecer la visualización del feto.

Si bebes abundante agua los días previos a la ecografía, el líquido amniótico estará más claro.

Eliminar la menstruación: una realidad posible

En España, el 20 % de las mujeres desearía no tener la menstruación, y un 8 % ha hecho lo posible para eliminarla de forma precoz. Naturalmente, el periodo desaparece al final de la vida fértil de la mujer. Pero lo cierto es que, en la actualidad, existen tratamientos con los que acabar de forma voluntaria con la menstruación. En este post, vamos a desmontar algunos de los mitos que giran en torno a la eliminación voluntaria de la menstruación, como la creencia de que un tratamiento de este tipo es nocivo para la salud de las mujeres.

La menstruación se puede eliminar mediante tratamientos hormonales prescritos por médicos especialistas en ginecología y obstetricia. Dichos tratamientos hormonales son especialmente beneficiosos para aquellas mujeres que padecen determinadas patologías, como:

La endometriosis.

El cáncer de ovario.

La dismenorrea (el dolor menstrual intenso).

El síndrome premenstrual.

La menorragia (sangrado menstrual abundante).

La migraña menstrual o catamenial.

La anemia.

El tratamiento hormonal que elimina la menstruación de forma voluntaria surge de la combinación de dos tipos de hormonas: el estrógeno y el progestágeno. Su aplicación puede ser vía oral (píldora), cutánea (parche transdérmico) o vaginal (anillo vaginal). El anticonceptivo hormonal se puede utilizar de forma ininterrumpida, consiguiendo así el propósito final de su función: eliminar la menstruación para siempre.

Las mujeres que nacieron y vivieron en siglos pasados tuvieron hasta un 30 % menos de periodos menstruales que los que tienen las mujeres en la actualidad. Esto es debido a la disminución de la natalidad, y por ende del número de embarazos de cada mujer, la maternidad tardía, la reducción de la lactancia y la temprana llegada de la menstruación, que las mujeres en la actualidad la experimentan mucho antes de lo que lo hacían las mujeres del pasado.

Existen diversas circunstancias en las que los tratamientos hormonales utilizados para la eliminación de la menstruación cuentan con contraindicaciones que pueden suponer un perjuicio sobre la paciente. En este caso, los tratamientos hormonales para eliminar la menstruación son incompatibles con tratamientos que incluyan estrógenos. Es el caso de las pacientes con cáncer de mama, de las fumadoras mayores de 35 años, de las mujeres con factores de riesgo cardiovascular o de las mujeres con antecedentes familiares de trombosis.

No debemos confundir la eliminación voluntaria de la menstruación con la desaparición repentina e involuntaria de la misma. En el primero de los casos, la situación se encuentra controlada por un médico especialista, mientras que en el segundo caso, la falta de menstruación sin motivo aparente es una razón de peso para visitar con premura a tu ginecólogo de confianza.

Combatir la candidiasis a través de la alimentación

La candidiasis es una infección vaginal común por hongos. En la vagina viven tanto bacterias como hongos, pero cuando aumenta la población del hongo Candida albicans, puede producirse candidiasis. Este hongo puede aumentar cuando el sistema inmunitario está debilitado o cuando las bacterias beneficiosas (los denominados lactobacilos) no son capaces de mantener al hongo bajo control. Es una infección muy común, ya que alrededor del 75% de las mujeres la sufren al menos una vez en la vida, e incluso el 50% pueden padecerla de forma recurrente.

Hay situaciones que pueden favorecer la aparición de la candidiasis, como el embarazo, la toma de antibióticos, la diabetes, la menstruación, el uso de anticonceptivos…

La importancia de la dieta frente a la candidiasis.

La alimentación juega un papel muy importante a la hora de combatir la aparición de la candidiasis vaginal. El hongo anteriormente mencionado que produce esta infección habita en la flora intestinal, y un pH ácido en nuestro organismo puede favorecer la proliferación de este hongo en exceso. Además, se alimenta particularmente de azúcar y carbohidratos, por lo que la ingesta de determinado tipo de alimentos podrá favorecer o perjudicar su aparición.

Buenas prácticas

Es importante la ingesta de agua. Beber 2 litros de agua al día, e infusiones libremente, sobre todo manzanilla.
Eliminar azúcar e ir introduciendo según vayan desapareciendo los síntomas
Comer cinco veces al día para evitar subidas de glucosa en sangre. De estas cinco, al menos tres deberán llevar proteínas para regenerar la mucosa vaginal e intestinal.
Tener caldos de verduras preparados y beberlos durante el día (es el mejor suplemento vitamínico): de cebolla, puerro, ajo, col, coliflor, brócoli, coles de Bruselas y nabos, por ejemplo.
Aumentar el consumo de alcachofas, endivias, escarola, berros, espárragos, alfalfa, manzanilla, hinojo, comino, jengibre, albahaca, romero y piñones.

Alimentos para combatir la candidiasis

Aguacate. Es bueno para la candidiasis, pero también para la salud hormonal. Rico en omega 3 y vitamina E, dos potenciales antioxidantes.

Col rizada. Es un alimento alcalino que ayuda a desintoxicar el organismo. Ayuda a combatir bacterias y equilibrar las hormonas. Otras verduras de hoja verde como las espinacas o la rúcula tienen un efecto similar.

Canela. Uno de los alimentos más recomendados para combatir la candidiasis. Ayuda a regular el nivel de azúcar en la sangre.

Ajo. Conocido como el antibiótico natural por excelencia.

Verduras. Tu alimentación para combatir la cándida debe estar basada en las verduras. Incluye tantas como puedas en tu plato. Aportarán las vitaminas y antioxidantes que nuestro cuerpo más necesita.

Limón. El limón será tu gran aliado. Inclúyelo en tu desayuno para equilibrar el pH del organismo.

Alimentos prohibidos

Hay determinado tipo de alimentos cuyo consumo es contraproducente para combatir la cándida, especialmente los que son ricos en azúcares y carbohidratos:

Harinas, cereales no integrales, fruta en exceso, lácteos, azúcar o alimentos con azúcares añadidos, alcohol, café.

Involución uterina, el proceso por el que pasan todas las mujeres en el posparto

La involución uterina es la definición médica con la que se conoce al proceso mediante el cual el útero vuelve a su tamaño habitual tras el parto.

Durante los meses de embarazo, el útero modifica su tamaño, altura y posición para acoger en su interior el desarrollo y la vida del bebé. El peso del útero en su estado normal suele ser de unos 70 gramos, cifra que aumenta durante el embarazo, llegando a alcanzar 1 kg. Su longitud también se ve alterada con la llegada del embarazo. El útero suele medir unos 6,5 centímetros, aumentando en las últimas semanas de gestación hasta los 34 centímetros de longitud.

El proceso de involución uterina se divide en 4 etapas, conocidas como inmediata, mediata, alejada y tardía.

– Inmediata. Abarca las 24 horas posteriores al parto, en las que el útero todavía sigue dilatando.

– Mediata. Va desde el segundo día después del parto hasta el décimo. Durante la etapa mediata, el útero comienza a disminuir sus dimensiones alrededor de 2 cm diarios.

– Alejada. Como su propio nombre indica, en esta etapa el parto ya no está tan reciente, aunque siguen presentes las consecuencias de la fase posparto. La mujer vive la etapa alejada hasta los 40 o 50 días posteriores al nacimiento del bebé.

– Tardía. Es la última fase, el final del proceso. En la etapa tardía la mujer consigue la total recuperación del útero. Pueden pasar 6 meses hasta que se alcance este estado.

A menudo, el proceso de involución uterina en madres primerizas es menos doloroso que el que viven aquellas mujeres que han dado a luz anteriormente. La lactancia materna es una gran aliada en la involución uterina. Cada vez que el bebé toma el pecho, el cuerpo de la mujer libera la hormona oxitocina. Esta hormona ayuda a reducir el dolor y el efecto de las contracciones en el útero. Durante el posparto la mujer sigue sufriendo contracciones, también conocidas como entuertos.

La involución uterina se mide a través de la palpación abdominal, en la que el ombligo es el punto de partida y referencia, siendo el lugar más alto en el que se encontrará el útero durante las semanas posteriores al parto.

Las paredes abdominales sufren de forma directa las consecuencias de la involución uterina, quedando flácidas y blandas. Es por ello que es recomendable que la mujer, una vez recuperada completamente del posparto, ejercite y fortalezca esa zona para que vuelva a su estado habitual.

El embarazo constituye una metamorfosis, una transformación en el cuerpo de la mujer; un cuerpo albergando dos vidas. La gestación es una etapa especial y compleja que requiere todos los cuidados y conocimientos necesarios para que el parto y la recuperación sean lo más llevaderos posible.

En AGE te ayudamos y acompañamos en esta bonita etapa.

¿Qué señales nos indican que el momento del parto se acerca?

La recta final del embarazo ya está aquí.

Las últimas semanas puede que tu cuerpo cambie por completo y aparezcan síntomas que no esperabas o molestias que anuncian que el momento del parto se acerca. No te asustes si experimentas nuevos dolores o cambios extraños, son totalmente normales, y para que vivas tranquila estos momentos, te los enumeramos para que puedas identificarlos.

El síntoma más visible es que la barriga descenderá. Esto se debe al descenso del feto hacia la cavidad pélvica (el bebé coloca la cabeza en la parte inferior de la pelvis y descansa en el cuello del útero). Esto lo verás entre las dos y cuatro semanas antes del parto. Notarás que la presión sobre el diafragma y el estómago es menor, por lo que podrás respirar mejor y tendrás digestiones más ligeras. Antes, toda esta zona había estado presionada por el útero.

Sin embargo, esa pequeña liberación al encajarse el bebé, hará que tu vejiga sufra una presión, lo que seguramente provoque que tengas que ir con más frecuencia al baño. La zona de la pelvis también estará más cargada.

Notarás que estás más fatigada y tienes menos energía al no descansar todo lo que debes.

Empezarás a notar contracciones, pero estas serán muy irregulares, distanciadas en el tiempo, poco duraderas y no dolorosas en exceso, señal de que no hay que alarmarse. Además, suelen darse como consecuencia de esfuerzos y cesan cuando estás en reposo. Se llaman contracciones de Braxton Hicks y pueden aparecer desde la sexta semana de embarazo, aunque tú no las notes hasta mucho más adelante. A diferencia de las contracciones del parto, estas contracciones no aumentan de manera constante su duración, ni intensidad, ni se dan cada vez más cerca una de la otra.

Expulsión del tapón mucoso. Al dilatarse el cuello uterino, la mucosa que cierra el orificio del útero puede caer y salir ser expulsada por la vagina. Es un flujo gelatinoso, transparente y espeso y puede que ni siquiera notes que ha salido. Puede ir acompañado de hilillos rojizos o marrones, nada preocupante.

Pequeño sangrado vaginal de forma puntual. Si es abundante, acude rápidamente a tu médico.

Puede que tengas las piernas, los tobillos y los pies más hinchados y sientas calambres. Esto se debe a la presión que el útero ejerce sobre los nervios y vasos sanguíneos que se dirigen a las piernas.

Dolor de pechos e hinchazón. Tus pezones pueden dejar escapar calostro.

Una vez que conoces los cambios más frecuentes en las últimas semanas de embarazo, quizás quieras conocer también qué le ocurrirá a tu cuerpo tras dar a luz.